¿Qué solución hay para una piel deshidratada?

Existen muchas fuentes externas de agresión para la piel. Además de la contaminación, está constantemente expuesta a climas cálidos y secos o, por el contrario, fríos, lo que puede causar enrojecimiento, leves marcas cutáneas o pequeños granos.

Existen muchas fuentes externas de agresión para la piel. Además de la contaminación, está constantemente expuesta a climas cálidos y secos o, por el contrario, fríos, lo que puede causar enrojecimiento, leves marcas cutáneas o pequeños granos.

El principal origen de estos molestias proviene de la deshidratación de la piel, que no logra renovar las células que le dan un aspecto firme, terso y liso.

Una piel deshidratada es, de hecho, una piel cansada: bajo el efecto del calor, especialmente durante la temporada de verano, puede parecer opaca, incluso dañada y seca.

De hecho, una deshidratación intensa, si no se trata rápidamente de manera adecuada, puede provocar tirantez e imperfecciones.

Un cuidado para piel deshidratada permite regular el equilibrio de la piel, que puede, en reacción a una deshidratación prolongada, producir un exceso de sebo (y hacer que la piel sea grasa), o, por el contrario, contribuir a crear placas de sequedad (especialmente en torno a las "zonas sensibles" y frágiles, del cuerpo y del rostro).

Un cuidado para piel deshidratada también permite combinar una acción reparadora con un tratamiento en profundidad, para regenerar la piel y al mismo tiempo realzarla.

De hecho, un cuidado especialmente diseñado para pieles deshidratadas ofrece tanto protección contra las pequeñas agresiones que la piel sufre a diario, como una acción reparadora, destinada a "nutrir" e hidratar la piel.

Finalmente, esta puede recuperar su elasticidad, así como una apariencia lisa y sedosa, sin imperfecciones. La acción reparadora permite así realzar la piel y recuperar un tono radiante y luminoso desde las primeras aplicaciones.