Las especificidades de la piel del bebé

pediatra

Dr Valleteau de Moulliac,
Pediatra asesor de los Laboratorios Sarbec

 

 

Al nacer, puede estar cubierto por una capa grasa, blanca, amarillenta, que es más importante cuanto más prematuro sea su bebé. Es el vernix caseosa, que se encuentra principalmente en los pliegues, que protege la piel. Desaparece rápidamente, de forma natural, pero también bajo el efecto de los sucesivos cuidados.

Las especificidades de la piel del bebé

Su recién nacido puede parecerle « peludo ». A menudo, en efecto, una finísima capa de vello cubre los hombros, la espalda, la frente, los muslos. Es el lanugo que generalmente desaparece en unos pocos días.

Su bebé puede « pelarse ». Es normal durante los primeros quince días, especialmente en los pliegues y en las extremidades (manos y pies). Esta descamación de la piel es más importante si su bebé nació un poco después de la fecha prevista. Por lo tanto, no hable aún de « piel seca ».

La piel de su bebé (a término) es muy parecida a la de un adulto. Sin embargo, tiene algunas características específicas que hay que conocer porque influyen en los cuidados que debe brindarle.

Es mucho más fina, en particular en las nalgas, la zona del pañal y la cara.

 

 

  • Es mucho más frágil, mucho menos velluda y por lo tanto menos protectora.
  • Es más permeable porque los enlaces entre las células que la componen son más flojos.
  • Es mucho más sensible al sol porque es muy clara: el funcionamiento de las células que protegen contra la radiación UV (los melanocitos) es mucho más tardío.
  • Todavía no puede desempeñar perfectamente su papel de piel adulta porque no todas sus funciones son aún eficientes: como las funciones de barrera, de transpiración, de regulación de la temperatura, de defensa antimicrobiana. La madurez inmunitaria solo aparece hacia los 9 meses.
  • Por lo tanto, es particularmente sensible a ciertas agresiones específicas del bebé: estas agresiones están relacionadas con la incontinencia esfinteriana (su bebé no controla ni las heces ni la orina), los frecuentes regurgitos y la maceración en los pliegues. Los pañales en particular (y sin embargo su calidad no deja de mejorar) crean un ambiente oclusivo y húmedo que mantiene un contacto prolongado entre la piel del área del pañal y las heces y la orina, y favorece la proliferación microbiana. Además, la oclusión multiplica por 10 la penetración de las sustancias aplicadas en la piel de las nalgas y el escroto, lo que aumenta el riesgo de infección. Asimismo, la posición acostada favorece el roce con la ropa y las sábanas, lo que debilita la piel en los pliegues. Por último, las limpiezas repetidas pueden resecar la piel.
  • Por eso debe realizar cuidados atentos, rigurosos y frecuentes en la zona del pañal (cambio), utilizando productos adaptados a la especificidad del revestimiento cutáneo de su bebé. Se deberá prestar especial atención a las sustancias aplicadas sobre la piel y a la frecuencia de su uso para evitar cualquier riesgo de toxicidad, irritación y sensibilización.

Dra. Valleteau de Moulliac