Agua floral: el remedio contra la tristeza

Suave y respetuosa para la piel, el agua floral puede ser utilizada en todo tipo de pieles y para toda la familia. También llamada hidrolato, es el resultado de la destilación de plantas aromáticas al vapor de agua.

Comparada erróneamente con los aceites esenciales, el agua floral puede aplicarse directamente sobre la piel, incluso en bebés, sin diluir. La concentración de moléculas aromáticas es baja, lo que permite una acción no irritante para la piel. Es recomendable conservarla en frío después de abrirla.

¿Cómo usar un hidrolato?

Un agua floral se usa en un algodón, como loción para perfeccionar el desmaquillado o refrescar el rostro. Puede aplicarse por la mañana, en lugar de un tónico para pieles sensibles. Por la noche, termina la limpieza facial, después del desmaquillado con leche, gel o aceite…

El hidrolato puede servir para la higiene de los bebés. La manzanilla es muy suave para su piel sensible y la lavanda los calma y los tranquiliza. También es posible usar el agua floral para suavizar el agua calcárea del baño, tanto para los pequeños como para los mayores.

¿Qué flor elegir para su loción?

Si el agua floral es a la vez un producto de belleza y alimenticio, hay que elegirla bien para una acción específica y acorde a sus necesidades.

El agua de borraja es la aliada para ojos hinchados. Aplicada en compresa, descongestiona los párpados. Las pieles grasas deben preferir un agua floral equilibrante, que regula las secreciones sebáceas, como la lavanda o la rosa. Para problemas de acné y puntos negros, el hydrolato de tomillo es purificante.

Las pieles sensibles pueden optar por aguas florales de manzanilla, flor de azahar, menta y lavanda por sus propiedades suavizantes y antirojeces. El agua de geranio es perfecta para pieles irritadas: picaduras de insectos, quemaduras solares, después de depilarse y afeitarse…

Para toda la familia, se recomienda el agua floral de helichrysum (inmortal) en caso de hematomas o golpes. Es útil en problemas de microvascularización, como la couperosis o cicatrices.

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