¿Cuál es el protocolo de un tratamiento facial eficaz?

¿Cuál es el protocolo de un tratamiento facial eficaz?

 

 

 

 

 

La rutina de cuidado es un momento de mimo para cuidar la piel. En casa, es posible recrear un tratamiento de instituto o spa, siempre que se respeten bien los pasos: exfoliante que purifica la piel, mascarilla y tratamiento hidratante. ¿Qué protocolo seguir para un buen desarrollo de un cuidado facial?

La exfoliación para limpiar la piel en profundidad
La exfoliación actúa como un verdadero tratamiento desincrustante. Con microgránulos minerales o vegetales como las perlas de jojoba, la exfoliación tiene una acción estimulante sobre la piel y potencia la renovación celular. El objetivo es eliminar las células muertas. La exfoliación es siempre el primer paso para una rutina de cuidado.

Con su acción mecánica que favorece la oxigenación celular, los tratamientos que siguen son más eficaces. La textura de la piel se afina y la epidermis tiene más luminosidad. Las pieles sensibles o maduras pueden optar por tratamientos más suaves como el polvo exfoliante o el peeling, para conseguir una piel más lisa.

Una mascarilla para un momento de bienestar
La mascarilla actúa como un perfeccionador de la piel. Debe elegirse según la naturaleza de la piel, para aportar luminosidad y realzar el tono. Existen diferentes tipos de mascarillas: la mascarilla de tejido de un solo uso, la crema o el gel para un efecto refrescante. La mascarilla es recuperadora por definición, en el sentido de que embellece la piel agredida por la contaminación, el frío, el sol…

Para las pieles secas o deshidratadas, se recomienda utilizar una mascarilla hidratante y refrescante, con una acción nutritiva. Las pieles maduras deben optar por una mascarilla reafirmante o alisadora, para un tratamiento antiedad.

Un tratamiento hidratante adaptado para una belleza inmediata
Después de la mascarilla, la piel queda expuesta. Para recrear la barrera hidrolipídica que actúa como protección, el tratamiento hidratante permite recuperar una piel rellena y un tono radiante. Las pieles secas deben optar por una crema nutritiva, para evitar rojeces y la sensación de tirantez, que la hace incómoda. Calma la epidermis y aporta más flexibilidad.

A partir de los 30 años, es posible optar por una gama antiedad. Permite reafirmar el óvalo del rostro y alisar los rasgos instantáneamente. El objetivo es actuar sobre las primeras líneas de expresión y la firmeza del rostro.

A partir de los 45 años, los tratamientos antiarrugas pueden ser aliados valiosos para alisar las arrugas, en el contorno de ojos, la boca, el escote, para regenerar y tonificar la piel.