Usar aceite de oliva para la higiene del bebé
El aceite de oliva no solo tiene cabida en la cocina. Puede usarse en el baño para la piel del bebé. La epidermis del niño es especialmente sensible al agua calcárea, a las variaciones de temperatura y al roce de la ropa, lo que puede hacerla seca e incómoda.
El aceite de oliva no solo tiene cabida en la cocina. Puede usarse en el baño para la piel del bebé. La epidermis del niño es especialmente sensible al agua calcárea, a las variaciones de temperatura y al roce de la ropa, lo que puede hacerla seca e incómoda.
Para alimentar al bebé, se recomienda dar aceite de oliva extra virgen a partir de los 6 meses. Su composición rica tiene muchas similitudes con la leche materna. Contiene ácidos grasos monoinsaturados, ácido oleico, vitaminas A, C, D, E y K, y varios tipos de vitaminas B. Con 2 cucharadas soperas al día, puede consumirse con verduras cocidas, purés o incluso un trozo de pan. Prefiera un aceite con sabor suave y afrutado.
El aceite de oliva, un ingrediente básico para el cuidado del bebé
El aceite de oliva no contiene cacahuetes, lo que ayuda a evitar alergias. Aunque es rico en vitamina E, el aceite de almendra dulce es muy desaconsejado por los alergólogos.
Una cucharada sopera de aceite de oliva es suficiente para nutrir la piel de todo el cuerpo del niño. Recuerde secar el exceso de aceite en los pliegues para evitar la maceración.
¿Qué aceite elegir? Es recomendable optar por la oliva verde o negra, sabiendo que el aroma del aceite de oliva negro será menos intenso. El aceite de primera presión en frío se extrae de la oliva sin calentar durante el proceso, lo que permite conservar toda su calidad y propiedades.
Un aceite de masaje perfectamente tolerado por la piel del bebé
Para realizar un masaje en el bebé, lo ideal es acudir a un taller con una profesional de la primera infancia o una persona capacitada. El masaje puede durar entre 5 y 10 minutos. Tiene varias virtudes: calmar al niño, ayudarle a dormir, aliviar dolores abdominales... Se realiza con las palmas de las manos, bien planas, realizando movimientos circulares suaves o presiones leves. Es importante no tirar de las extremidades, ni presionar la espalda, ni intentar hacer gestos de kinesiología.
El masaje es una forma de fortalecer el vínculo entre padres e hijos, durante un momento de descanso cara a cara. Las caricias y los toques deben hacerse en el máximo silencio y calma.
Recuerde calentar bien la habitación a más de 20°C en el momento del masaje, para que el niño no pase frío. Lo ideal es masajear al niño después del baño, para nutrir su piel. El baño puede cansar y tranquilizar al niño, por lo que un masaje puede ser una forma de calmarlo antes de la siesta o la noche.
También leer:
Qué hacer contra las nalgas rojas del bebé
Los beneficios de la homeopatía para el bebé
Cuida a tu bebé con una crema solar adecuada