¿Cómo elegir una buena leche corporal?
En materia de hidratación corporal, es fundamental escoger un cuidado adecuado a la naturaleza de tu piel. Las lociones y geles corporales están destinados a pieles normales, que desean aportar agua a su piel, con cuidados ligeros. No grasos, penetran rápidamente en la epidermis.
Para las pieles secas, la hidratación debe ser regular e intensa, con productos cremosos, para suavizar la piel y evitar el molesto efecto de "piel de cocodrilo". La manteca corporal es una fórmula preferida en invierno, rica en ingredientes altamente nutritivos. En verano, nos gusta reparar la epidermis con un aceite seco que deja un acabado satinado.
Manteca corporal, una fórmula hidratante concentrada
Con su textura espesa, la manteca corporal requiere un masaje largo en el cuerpo para penetrar en la piel. Suele contener manteca de karité, de cacao, aceite de coco o aceite de oliva para nutrir y reparar la piel, que puede estar agrietada por el frío.
La manteca corporal puede aplicarse en todo el cuerpo. Basta con tomar una pequeña cantidad y calentarla entre las manos para hacerla más fluida. Para manos y pies, es mejor optar por cuidados específicos. Los talones agrietados o las grietas necesitan cuidados intensos, insistiendo en las zonas muy secas.
La manteca corporal se aplica preferentemente por la noche, para recrear una película hidrolipídica durante la noche y favorecer la renovación celular. Más espesa y rica, puede resultar pegajosa.
El aceite seco para sublimar la piel
Para devolver el brillo a la piel, el aceite seco es el tratamiento ideal para nutrir las capas superiores de la piel sin dejar una película grasa. Puede ser un complejo de aceites vegetales o extraerse de un solo ingrediente como el aceite de argán. Llamado el oro de Marruecos, este último es un verdadero milagro para la piel gracias a la presencia de vitamina E y ácidos grasos esenciales, que le confieren propiedades antioxidantes.
En verano, bajo el sol, la piel se broncea pero puede verse más apagada. El aceite seco le aporta luminosidad. Puede estar enriquecido con micro-nácares para reflejar la luz. El aceite seco también puede utilizarse en el cabello, antes del champú como baño de aceite o en las puntas al peinar.
Dependiendo del aceite, incluso es posible añadir unas gotas de aceite esencial, para favorecer la relajación con lavanda, el confort muscular gracias al romero alcanforado, o un efecto anticelulítico con ylang-ylang.