Esponja konjac: el nuevo imprescindible de belleza

¿Quieres una nueva esponja para limpiar tu rostro? Aunque se presenta como una novedad en el sector del cuidado, la esponja de konjac se ha utilizado durante más de 100 años para dejar la piel suave y limpia. Su acción es doble: limpia y exfolia la epidermis.

Garantizada en fibras naturales, se usa sola para una exfoliación no abrasiva o como complemento del desmaquillante, para perfeccionar la limpieza.

Las propiedades de la esponja de konjac

La esponja de konjac está hecha de fibras vegetales naturales de la planta que lleva el mismo nombre. Es beneficiosa para la piel debido a su pH alcalino, que equilibra el de la epidermis. Suave, permite la renovación celular y elimina las células muertas.

Es adecuada para pieles sensibles y frágiles. Reduce el exceso de sebo y es perfecta para pieles mixtas, para regular la acción de las glándulas sebáceas. Además, la esponja de konjac tiene una acción directa sobre el brillo del tono, estimulando la circulación sanguínea.

¿Cómo usar una esponja de konjac?

La esponja puede usarse al momento del desmaquillado y del enjuague después de la limpieza. Sólida al contacto con el aire, debe humedecerse para ablandarse y volverse suave. Si la usas con tu desmaquillante, es importante ser muy ahorrativo con el producto de cuidado. La esponja multiplica el efecto espumoso del producto.

Existen diferentes esponjas para todo tipo de piel: mixta a grasa, normal, opaca y cansada, seca y sensible, para el cuerpo e incluso para bebés.

Una vez flexible, la esponja de konjac se usa en todo el rostro, con movimientos circulares, lo que permite purificar la piel y dejarla suave. Biodegradable, se disuelve con el uso. La textura cambia y la esponja se vuelve más pequeña. Su vida útil es de entre 4 y 6 meses, por una inversión mínima de unos diez euros.

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